Imagina un mundo en que los libros, las bibliotecas y los periódicos son parte del pasado. Un mundo en el que vivimos pegados a unos dispositivos portátiles que no solo nos mantienen en constante comunicación, sino que son tan intuitivos que hasta nos garantizan que encontraremos un taxi al salir de la oficina. En ese mundo, Anana Johnson trabaja con su padre, Doug, en la edición de un diccionario de la lengua que nunca se imprimirá. Hasta que, una tarde, Doug desaparece y Anana descubre un código que aquel ideó para indicar que se encontraba en peligro. Su búsqueda la lleva irremediablemente a sótanos oscuros, pasajes subterráneos, reuniones secretas y los sagrados recintos del hogar espiritual de la palabra escrita.
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¡Gracias a Ediciones B por el envío de este ejemplar!
"Sin palabras, ¿Qué queda? Sin palabras somos huérfanos de la historia. Nuestras vidas y pensamientos borrados."
Este libro me llamó la atención desde su nombre, luego la portada y ya cuando leí la sinopsis no tenía dudas de que necesitaba leerlo. Al principio del libro la autora cita a dos de mis obras clásicas favoritas: El Aleph de Jorge Luis Borges y Alicia en el país de las Maravillas, lo que solo generó que tuviera más expectativas frente a él. Durante el libro se incluyen bastantes referencias a estas dos obras, principalmente la historia posee muchas referencias al libro de Lewis Carroll, siendo la protagonista una especie de Alicia en un mundo donde las cosas que suceden son una serie de absurdos que la desorientan.
El libro nos presenta un mundo en el cual las tecnologías se han apoderado de la independencia de las personas, afectando incluso el desarrollo del lenguaje. La premisa del libro es que los avances tecnológicos han tomado un rol tan potente en la vida de las personas que aspectos como el uso de las palabras se ve afectado, ya que la sociedad funciona a medida que utilizan unos dispositivos electrónicos llamados "Memes" que están programados para resolver las necesidades (me recordó en un momento a la película WALL-E). En este sentido, considero que es un reflejo de la sociedad actual, donde cada vez se está más conectado a un aparato y cada vez nos comunicamos menos en persona, donde las relaciones se hacen mediante máquinas, dejando de lado el compartir. No es novedad ir caminando por la calle o ir en el transporte público y darte cuenta que todos están hipnotizados en sus aparatos tecnológicos, por lo que es bastante cercana la descripción de la sociedad planteada por la autora.
Alena Graedon |
La trama además de una crítica al fenómeno de la (in)comunicación, presenta además, elementos de un thriller, ya que el padre de la protagonista (Anana, también llamada por su padre como Alicia), quien estaba encargado de un importante diccionario, desaparece un día, comenzando así una búsqueda guiada por la resolución de una serie de pistas, que me mantuvieron bastante intrigada, ya que hay variadas amenazas y en todo momento Anana no sabe en quién confiar. Además, comienzan a ocurrir una serie de hechos que afectan la salud de las personas, relacionado con el uso de las palabras. Se comienza a expandir el virus S0111.
Es interesante la técnica de las narraciones, ya que se nos presenta más de una perspectiva, y creo que la autora logró hacer bien el juego de los cambios de voces, entre la protagonista Anana y Bart (algo así como un discípulo de su padre).
Este libro es bastante distinto a las distopías juveniles que tanto me gustan, pero digo esto no en un sentido negativo, al contrario, posee otros elementos que hacen que la obra sea bastante única y particular. Además agrega una técnica de incluir notas al pie de página, pero que corresponden a comentarios de la narradora de la historia, lo que encontré original y que permitía dinamismo al libro, en ocasiones fueron demasiado largos y distraía de la narración principal, pero a la vez entregaban información interesante que permitía entender el pensamiento y la personalidad de la protagonista.
Lo he contado anteriormente, pero para los que no saben tengo una licenciatura en lingüística y literatura, por lo que realmente me encantó la temática del libro, donde la importancia de las palabras y del lenguaje mantiene un valor muy alto. Para todos los que amamos leer, es muy interesante la manera en que la autora aborda el poder de la letra.
Reconozco que en algunos momentos el libro se me hizo algo largo, ya que esperaba llegar a una revelación de algo pero la autora se toma varias páginas en ir resolviendo las pistas. Creo que esperaba más del final, porque tenía una expectativa muy alta, no decepciona pero deja con ganas de más. Considero que más que una distopía, el libro es un thriller lingüístico, con referencias filológicas y filosóficas, con una crítica al rol que le estamos otorgando a los aparatos electrónicos.
Recomiendo este libro a las personas que les gusten las temáticas de las conspiraciones, el suspenso y que tenga una pasión por los libros, las palabras y el lenguaje.
“El final de las palabras significaría el final de la memoria y del pensamiento. En otras palabras, de nuestro pasado y futuro”.
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